Proverbios 30 & Salmo 30
- Recordatorio de Los Drs. Hood Devocional –
- 30 ago 2015
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Dichos de Agur
30 Dichos de Agur hijo de Jaqué. Oráculo. Palabras de este varón: «Cansado estoy, oh Dios; cansado estoy, oh Dios, y débil. 2 »Soy el más ignorante de todos los hombres; no hay en mí discernimiento humano. 3 No he adquirido sabiduría, ni tengo conocimiento del Dios santo. 4 »¿Quién ha subido a los cielos y descendido de ellos? ¿Quién puede atrapar el viento en su puño o envolver el mar en su manto? ¿Quién ha establecido los límites de la tierra ¿Quién conoce su nombre o el de su hijo? 5 »Toda palabra de Dios es digna de crédito; Dios protege a los que en él buscan refugio. 6 No añadas nada a sus palabras, no sea que te reprenda y te exponga como a un mentiroso. 7 »Sólo dos cosas te pido, Señor; no me las niegues antes de que muera: 8 Aleja de mí la falsedad y la mentira; no me des pobreza ni riquezas sino sólo el pan de cada día. 9 Porque teniendo mucho, podría desconocerte y decir: “¿Y quién es el Señor?” Y teniendo poco, podría llegar a robar y deshonrar así el nombre de mi Dios. 10 »No ofendas al esclavo delante de su amo, pues podría maldecirte y sufrirías las consecuencias. 11 »Hay quienes maldicen a su padre y no bendicen a su madre. 12 Hay quienes se creen muy puros, pero no se han purificado de su impureza. 13 Hay quienes se creen muy importantes, y a todos miran con desdén. 14 Hay quienes tienen espadas por dientes y cuchillos por mandíbulas; para devorar a los pobres de la tierra y a los menesterosos de este mundo. 15 »La sanguijuela tiene dos hijas que sólo dicen: “Dame, dame.” »Tres cosas hay que nunca se sacian, y una cuarta que nunca dice “¡Basta!”: 16 el sepulcro, el vientre estéril, la tierra, que nunca se sacia de agua, y el fuego, que no se cansa de consumir. 17 »Al que mira con desdén a su padre, y rehúsa obedecer a su madre, que los cuervos del valle le saquen los ojos y que se lo coman vivo los buitres. 18 »Tres cosas hay que me causan asombro, y una cuarta que no alcanzo a comprender: 19 el rastro del águila en el cielo, el rastro de la serpiente en la roca, el rastro del barco en alta mar, y el rastro del hombre en la mujer. 20 »Así procede la adúltera: come, se limpia la boca, y afirma: “Nada malo he cometido.” 21 »Tres cosas hacen temblar la tierra, y una cuarta la hace estremecer: 22 el siervo que llega a ser rey, el necio al que le sobra comida, 23 la mujer rechazada que llega a casarse, y la criada que suplanta a su señora. 24 »Cuatro cosas hay pequeñas en el mundo, pero que son más sabias que los sabios: 25 las hormigas, animalitos de escasas fuerzas, pero que almacenan su comida en el verano; 26 los tejones, animalitos de poca monta, pero que construyen su casa entre las rocas; 27 las langostas, que no tienen rey, pero que avanzan en formación perfecta; 28 las lagartijas, que se atrapan con la mano, pero que habitan hasta en los palacios. 29 »Tres cosas hay que caminan con garbo, y una cuarta de paso imponente: 30 el león, poderoso entre las bestias, que no retrocede ante nada; 31 el gallo engreído, el macho cabrío, y el rey al frente de su ejército. 32 »Si como un necio te has engreído, o si algo maquinas, ponte a pensar 33 que batiendo la leche se obtiene mantequilla, que sonándose fuerte sangra la nariz, y que provocando la ira se acaba peleando.»
Salmo 30
Cántico para la dedicación de la casa. Salmo de David.
1 Te exaltaré, Señor, porque me levantaste, porque no dejaste que mis enemigos se burlaran de mí. 2 Señor mi Dios, te pedí ayuda y me sanaste. 3 Tú, Señor, me sacaste del sepulcro; me hiciste revivir de entre los muertos. 4 Canten al Señor, ustedes sus fieles; alaben su santo nombre. 5 Porque sólo un instante dura su enojo, pero toda una vida su bondad. Si por la noche hay llanto, por la mañana habrá gritos de alegría. 6 Cuando me sentí seguro, exclamé: «Jamás seré conmovido.» 7 Tú, Señor, en tu buena voluntad, me afirmaste en elevado baluarte; pero escondiste tu rostro, y yo quedé confundido. 8 A ti clamo, Señor soberano; a ti me vuelvo suplicante. 9 ¿Qué ganas tú con que yo muera, con que descienda yo al sepulcro? ¿Acaso el polvo te alabará o proclamará tu verdad? 10 Oye, Señor; compadécete de mí ¡Sé tú, Señor, mi ayuda! 11 Convertiste mi lamento en danza; me quitaste la ropa de luto y me vestiste de fiesta, 12 para que te cante y te glorifique, y no me quede callado ¡ Señor mi Dios, siempre te daré gracias!