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Proverbios 14 & Salmo 139

  • Recordatorio de Los Drs. Hood Devocional –
  • 12 oct 2016
  • 4 Min. de lectura

Proverbios 14 Nueva Versión Internacional (NVI)

1La mujer sabia edifica su casa; la necia, con sus manos la destruye.

2 El que va por buen camino teme al SEÑOR; el que va por mal camino lo desprecia.

3 De la boca del necio brota arrogancia; los labios del sabio son su propia protección.

4 Donde no hay bueyes el granero está vacío; con la fuerza del buey aumenta la cosecha.

5 El testigo verdadero jamás engaña; el testigo falso propaga mentiras.

6 El insolente busca sabiduría y no la halla; para el entendido, el conocimiento es cosa fácil.

7 Manténte a distancia del necio, pues en sus labios no hallarás conocimiento.

8 La sabiduría del prudente es discernir sus caminos, pero al necio lo engaña su propia necedad.

9 Los necios hacen mofa de sus propias faltas, pero los íntegros cuentan con el favor de Dios.

10 Cada corazón conoce sus propias amarguras, y ningún extraño comparte su alegría.

11 La casa del malvado será destruida, pero la morada del justo prosperará.

12 Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte.

13 También de reírse duele el corazón, y hay alegrías que acaban en tristeza.

14 El inconstante recibirá todo el pago de su inconstancia; el hombre bueno, el premio de sus acciones.

15 El ingenuo cree todo lo que le dicen; el prudente se fija por dónde va.

16 El sabio teme al SEÑOR y se aparta del mal, pero el necio es arrogante y se pasa de confiado.

17 El iracundo comete locuras, pero el prudente sabe aguantar.

18 Herencia de los inexpertos es la necedad; corona de los prudentes, el conocimiento.

19 Los malvados se postrarán ante los buenos; los impíos, ante el tribunal de los justos.

20 Al pobre hasta sus amigos lo aborrecen, pero son muchos los que aman al rico.

21 Es un pecado despreciar al prójimo; ¡dichoso el que se compadece de los pobres!

22 Pierden el camino los que maquinan el mal, pero hallan amor y verdad los que hacen el bien.

23 Todo esfuerzo tiene su recompensa, pero quedarse sólo en palabras lleva a la pobreza.

24 La corona del sabio es su sabiduría; la de los necios, su necedad.

25 El testigo veraz libra de la muerte, pero el testigo falso miente.

26 El temor del SEÑOR es un baluarte seguro que sirve de refugio a los hijos.

27 El temor del SEÑOR es fuente de vida, y aleja al hombre de las redes de la muerte.

28 Gloria del rey es gobernar a muchos; un príncipe sin súbditos está arruinado.

29 El que es paciente muestra gran discernimiento; el que es agresivo muestra mucha insensatez.

30 El corazón tranquilo da vida al cuerpo, pero la envidia corroe los huesos.

31 El que oprime al pobre ofende a su Creador, pero honra a Dios quien se apiada del necesitado.

32 El malvado cae por su propia maldad; el justo halla refugio en su integridad.

33 En el corazón de los sabios mora la sabiduría, pero los necios ni siquiera la conocen.

34 La justicia enaltece a una nación, pero el pecado deshonra a todos los pueblos.

35 El rey favorece al siervo inteligente, pero descarga su ira sobre el sinvergüenza.

Salmos 139Nueva Versión Internacional (NVI)

Al director musical. Salmo de David.

1 SEÑOR, tú me examinas, tú me conoces. 2 Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; aun a la distancia me lees el pensamiento.

3 Mis trajines y descansos los conoces; todos mis caminos te son familiares. 4 No me llega aún la palabra a la lengua cuando tú, SEÑOR, ya la sabes toda. 5 Tu protección me envuelve por completo; me cubres con la palma de tu mano. 6 Conocimiento tan maravilloso rebasa mi comprensión; tan sublime es que no puedo entenderlo.

7 ¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿A dónde podría huir de tu presencia? 8 Si subiera al cielo, allí estás tú; si tendiera mi lecho en el fondo del abismo, también estás allí. 9 Si me elevara sobre las alas del alba, o me estableciera en los extremos del mar, 10 aun allí tu mano me guiaría, ¡me sostendría tu mano derecha! 11 Y si dijera: «Que me oculten las tinieblas; que la luz se haga noche en torno mío», 12 ni las tinieblas serían oscuras para ti, y aun la noche sería clara como el día. ¡Lo mismo son para ti las tinieblas que la luz!

13 Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre. 14 ¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien! 15 Mis huesos no te fueron desconocidos cuando en lo más recóndito era yo formado, cuando en lo más profundo de la tierra era yo entretejido.

16 Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos. 17 ¡Cuán preciosos, oh Dios, me son tus pensamientos! ¡Cuán inmensa es la suma de ellos! 18 Si me propusiera contarlos, sumarían más que los granos de arena. Y si terminara de hacerlo, aún estaría a tu lado.

19 Oh Dios, ¡si les quitaras la vida a los impíos! ¡Si de mí se apartara la gente sanguinaria, 20 esos que con malicia te difaman y que en vano se rebelan contra ti! 21 ¿Acaso no aborrezco, SEÑOR, a los que te odian, y abomino a los que te rechazan? 22 El odio que les tengo es un odio implacable; ¡los cuento entre mis enemigos! 23 Examíname, oh Dios, y sondea mi corazón; ponme a prueba y sondea mis pensamientos. 24 Fíjate si voy por mal camino, y guíame por el camino eterno.


 
 
 
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