Proverbios 7 & Salmo 38
- Recordatorio de Los Drs. Hood Devocional –
- 7 sept 2015
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Proverbios 7
Advertencia contra la mujer adúltera.
7 Hijo mío, pon en práctica mis palabras y atesora mis mandamientos. 2 Cumple con mis mandatos, y vivirás; cuida mis enseñanzas como a la niña de tus ojos. 3 Llévalos atados en los dedos; anótalos en la tablilla de tu corazón. 4 Di a la sabiduría: «Tú eres mi hermana», y a la inteligencia: «Eres de mi sangre.» 5 Ellas te librarán de la mujer ajena, de la adúltera y de sus palabras seductoras.
6 Desde la ventana de mi casa miré a través de la celosía. 7 Me puse a ver a los inexpertos, y entre los jóvenes observé a uno de ellos falto de juicio. 8 Cruzó la calle, llegó a la esquina, y se encaminó hacia la casa de esa mujer. 9 Caía la tarde. Llegaba el día a su fin. Avanzaban las sombras de la noche.
10 De pronto la mujer salió a su encuentro, con toda la apariencia de una prostituta y con solapadas intenciones. 11 (Como es escandalosa y descarada, nunca hallan sus pies reposo en su casa. 12 Unas veces por las calles, otras veces por las plazas, siempre está al acecho en cada esquina.) 13 Se prendió de su cuello, lo besó, y con todo descaro le dijo:
14 «Tengo en mi casa sacrificios de comunión, pues hoy he cumplido mis votos. 15 Por eso he venido a tu encuentro; te buscaba, ¡y ya te he encontrado! 16 Sobre la cama he tendido multicolores linos egipcios. 17 He perfumado mi lecho con aroma de mirra, áloe y canela. 18 Ven, bebamos hasta el fondo la copa del amor; ¡disfrutemos del amor hasta el amanecer! 19 Mi esposo no está en casa, pues ha emprendido un largo viaje. 20 Se ha llevado consigo la bolsa del dinero, y no regresará hasta el día de luna llena.»
21 Con palabras persuasivas lo convenció; con lisonjas de sus labios lo sedujo. 22 Y él en seguida fue tras ella, como el buey que va camino al matadero; como el ciervo que cae en la trampa, 23 hasta que una flecha le abre las entrañas; como el ave que se lanza contra la red, sin saber que en ello le va la vida.
24 Así que, hijo mío, escúchame; presta atención a mis palabras. 25 No desvíes tu corazón hacia sus sendas, ni te extravíes por sus caminos, 26 pues muchos han muerto por su causa; sus víctimas han sido innumerables. 27 Su casa lleva derecho al sepulcro; ¡conduce al reino de la muerte!
Salmo 38
Salmo de David, para las ofrendas memoriales.
1 Señor, no me reprendas en tu enojo ni me castigues en tu ira. 2 Porque tus flechas me han atravesado, y sobre mí ha caído tu mano. 3 Por causa de tu indignación no hay nada sano en mi cuerpo; por causa de mi pecado mis huesos no hallan descanso. 4 Mis maldades me abruman, son una carga demasiado pesada.
5 Por causa de mi insensatez mis llagas hieden y supuran. 6 Estoy agobiado, del todo abatido; todo el día ando acongojado. 7 Estoy ardiendo de fiebre; no hay nada sano en mi cuerpo. 8 Me siento débil, completamente deshecho; mi corazón gime angustiado.
9 Ante ti, Señor, están todos mis deseos; no te son un secreto mis anhelos. 10 Late mi corazón con violencia, las fuerzas me abandonan, hasta la luz de mis ojos se apaga. 11 Mis amigos y vecinos se apartan de mis llagas; mis parientes se mantienen a distancia. 12 Tienden sus trampas los que quieren matarme; maquinan mi ruina los que buscan mi mal y todo el día urden engaños.
13 Pero yo me hago el sordo, y no los escucho; me hago el mudo, y no les respondo. 14 Soy como los que no oyen ni pueden defenderse. 15 Yo, Señor, espero en ti; tú, Señor y Dios mío, serás quien responda. 16 Tan sólo pido que no se burlen de mí, que no se crean superiores si resbalo.
17 Estoy por desfallecer; el dolor no me deja un solo instante. 18 Voy a confesar mi iniquidad, pues mi pecado me angustia. 19 Muchos son mis enemigos gratuitos; abundan los que me odian sin motivo. 20 Por hacer el bien, me pagan con el mal; por procurar lo bueno, se ponen en mi contra.
21 Señor, no me abandones; Dios mío, no te alejes de mí. 22 Señor de mi salvación, ¡ven pronto en mi ayuda!