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Salmo 77 & Proverbios 16

  • Recordatorio de Los Drs. Hood Devocional –
  • 16 oct 2015
  • 4 Min. de lectura

​Salmo 77

Al director musical. Para Jedutún. Salmo de Asaf.

1 A Dios elevo mi voz suplicante; a Dios elevo mi voz para que me escuche. 2 Cuando estoy angustiado, recurro al Señor; sin cesar elevo mis manos por las noches, pero me niego a recibir consuelo.

3 Me acuerdo de Dios, y me lamento; medito en él, y desfallezco. 4 No me dejas conciliar el sueño; tan turbado estoy que ni hablar puedo. 5 Me pongo a pensar en los tiempos de antaño; de los años ya idos 6 me acuerdo. Mi corazón reflexiona por las noches; mi espíritu medita e inquiere:

7 «¿Nos rechazará el Señor para siempre? ¿No volverá a mostrarnos su buena voluntad? 8 ¿Se habrá agotado su gran amor eterno, y sus promesas por todas las generaciones? 9 ¿Se habrá olvidado Dios de sus bondades, y en su enojo ya no quiere tenernos compasión?»

10 Y me pongo a pensar: «Esto es lo que me duele: que haya cambiado la diestra del Altísimo.» 11 Prefiero recordar las hazañas del Señor, traer a la memoria sus milagros de antaño. 12 Meditaré en todas tus proezas; evocaré tus obras poderosas.

13 Santos, oh Dios, son tus caminos; ¿qué dios hay tan excelso como nuestro Dios? 14 Tú eres el Dios que realiza maravillas; el que despliega su poder entre los pueblos. 15 Con tu brazo poderoso redimiste a tu pueblo, a los descendientes de Jacob y de José.

16 Las aguas te vieron, oh Dios, las aguas te vieron y se agitaron; el propio abismo se estremeció con violencia. 17 Derramaron su lluvia las nubes; retumbaron con estruendo los cielos; rasgaron el espacio tus centellas. 18 Tu estruendo retumbó en el torbellino y tus relámpagos iluminaron el mundo; la tierra se estremeció con temblores. 19 Te abriste camino en el mar; te hiciste paso entre las muchas aguas, y no se hallaron tus huellas.

20 Por medio de Moisés y de Aarón guiaste como un rebaño a tu pueblo.

Proverbios 16

16 El hombre propone y Dios dispone.

2 A cada uno le parece correcto su proceder, pero el Señor juzga los motivos.

3 Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán.

4 Toda obra del Señor tiene un propósito; ¡hasta el malvado fue hecho para el día del desastre!

5 El Señor aborrece a los arrogantes. Una cosa es segura: no quedarán impunes.

6 Con amor y verdad se perdona el pecado, y con temor del Señor se evita el mal.

7 Cuando el Señor aprueba la conducta de un hombre, hasta con sus enemigos lo reconcilia.

8 Más vale tener poco con justicia que ganar mucho con injusticia.

9 El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus pasos los dirige el Señor.

10 La sentencia está en labios del rey; en el veredicto que emite no hay error.

11 Las pesas y las balanzas justas son del Señor; todas las medidas son hechura suya.

12 El rey detesta las malas acciones, porque el trono se afirma en la justicia.

13 El rey se complace en los labios honestos; aprecia a quien habla con la verdad.

14 La ira del rey es presagio de muerte, pero el sabio sabe apaciguarla.

15 El rostro radiante del rey es signo de vida; su favor es como lluvia en primavera.

16 Más vale adquirir sabiduría que oro; más vale adquirir inteligencia que plata.

17 El camino del hombre recto evita el mal; el que quiere salvar su vida, se fija por dónde va.

18 Al orgullo le sigue la destrucción; a la altanería, el fracaso.

19 Vale más humillarse con los oprimidos que compartir el botín con los orgullosos.

20 El que atiende a la palabra, prospera. ¡Dichoso el que confía en el Señor!

21 Al sabio de corazón se le llama inteligente; los labios convincentes promueven el saber.

22 Fuente de vida es la prudencia para quien la posee; el castigo de los necios es su propia necedad.

23 El sabio de corazón controla su boca; con sus labios promueve el saber.

24 Panal de miel son las palabras amables: endulzan la vida y dan salud al cuerpo.

25 Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte.

26 Al que trabaja, el hambre lo obliga a trabajar, pues su propio apetito lo estimula.

27 El perverso hace planes malvados; en sus labios hay un fuego devorador.

28 El perverso provoca contiendas, y el chismoso divide a los buenos amigos.

29 El violento engaña a su prójimo y lo lleva por mal camino.

30 El que guiña el ojo trama algo perverso; el que aprieta los labios ya lo ha cometido.

31 Las canas son una honrosa corona que se obtiene en el camino de la justicia.

32 Más vale ser paciente que valiente; más vale dominarse a sí mismo que conquistar ciudades.

33 Las suertes se echan sobre la mesa, pero el veredicto proviene del Señor.


 
 
 
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