Proverbios 20 & Salmo 81
- Recordatorio de Los Drs. Hood Devocional –
- 20 oct 2015
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Salmo 81
Al director musical. Sígase la tonada de «La canción del lagar». Salmo de Asaf.
1 Canten alegres a Dios, nuestra fortaleza; ¡aclamen con regocijo al Dios de Jacob! 2 ¡Entonen salmos! ¡Toquen ya la pandereta, la lira y el arpa melodiosa!
3 Toquen el cuerno de carnero en la luna nueva, y en la luna llena, día de nuestra fiesta. 4 Éste es un decreto para Israel, una ordenanza del Dios de Jacob. 5 Lo estableció como un pacto con José cuando salió de la tierra de Egipto.
Escucho un idioma que no entiendo:
6 «Te he quitado la carga de los hombros; tus manos se han librado del pesado cesto. 7 En tu angustia me llamaste, y te libré; oculto en el nubarrón te respondí; en las aguas de Meribá te puse a prueba. 8 »Escucha, pueblo mío, mis advertencias; ¡ay Israel, si tan sólo me escucharas! 9 No tendrás ningún dios extranjero, ni te inclinarás ante ningún dios extraño. 10 Yo soy el SEÑOR tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto. Abre bien la boca, y te la llenaré.
11 »Pero mi pueblo no me escuchó; Israel no quiso hacerme caso. 12 Por eso los abandoné a su obstinada voluntad, para que actuaran como mejor les pareciera.
13 »Si mi pueblo tan sólo me escuchara, si Israel quisiera andar por mis caminos, 14 ¡cuán pronto sometería yo a sus enemigos,
y volvería mi mano contra sus adversarios! 15 Los que aborrecen al SEÑOR se rendirían ante él, pero serían eternamente castigados. 16 Y a ti te alimentaría con lo mejor del trigo; con miel de la peña te saciaría.»
Proverbios 20
20 El vino lleva a la insolencia, y la bebida embriagante al escándalo; ¡nadie bajo sus efectos se comporta sabiamente!
2 Rugido de león es la furia del rey; quien provoca su enojo se juega la vida.
3 Honroso es al hombre evitar la contienda, pero no hay necio que no inicie un pleito.
4 El perezoso no labra la tierra en otoño; en tiempo de cosecha buscará y no hallará.
5 Los pensamientos humanos son aguas profundas; el que es inteligente los capta fácilmente.
6 Son muchos los que proclaman su lealtad, ¿pero quién puede hallar a alguien digno de confianza?
7 Justo es quien lleva una vida sin tacha; ¡dichosos los hijos que sigan su ejemplo!
8 Cuando el rey se sienta en el tribunal, con su sola mirada barre toda maldad.
9 ¿Quién puede afirmar: «Tengo puro el corazón; estoy limpio de pecado»?
10 Pesas falsas y medidas engañosas: ¡vaya pareja que el SEÑOR detesta!
11 Por sus hechos el niño deja entrever si su conducta será pura y recta.
12 Los oídos para oír y los ojos para ver: ¡hermosa pareja que el SEÑOR ha creado!
13 No te des al sueño, o te quedarás pobre; manténte despierto y tendrás pan de sobra.
14 «¡No sirve, no sirve!», dice el comprador, pero luego va y se jacta de su compra.
15 Oro hay, y abundan las piedras preciosas, pero aún más valiosos son los labios del saber.
16 Toma la prenda del que salga fiador de un extraño; reténla en garantía si la da en favor de desconocidos.
17 Tal vez sea agradable ganarse el pan con engaños, pero uno acaba con la boca llena de arena.
18 Afirma tus planes con buenos consejos; entabla el combate con buena estrategia.
19 El chismoso traiciona la confianza; no te juntes con la gente que habla de más.
20 Al que maldiga a su padre y a su madre, su lámpara se le apagará en la más densa oscuridad.
21 La herencia de fácil comienzo no tendrá un final feliz.
22 Nunca digas: «¡Me vengaré de ese daño!» Confía en el SEÑOR, y él actuará por ti.
23 El SEÑOR aborrece las pesas falsas y reprueba el uso de medidas engañosas.
24 Los pasos del hombre los dirige el SEÑOR. ¿Cómo puede el hombre entender su propio camino?
25 Trampa es consagrar algo sin pensarlo y más tarde reconsiderar lo prometido.
26 El rey sabio avienta como trigo a los malvados, y los desmenuza con rueda de molino.
27 El espíritu humano es la lámpara del SEÑOR, pues escudriña lo más recóndito del ser.
28 La misericordia y la verdad sostienen al rey; su trono se afirma en la misericordia.
29 La gloria de los jóvenes radica en su fuerza; la honra de los ancianos, en sus canas.
30 Los golpes y las heridas curan la maldad; los azotes purgan lo más íntimo del ser.