Proverbios 5 & Salmos 97
- Recordatorio de Los Drs. Hood Devocional –
- 5 nov 2015
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Proverbios 5
Advertencia contra el adulterio
5 Hijo mío, pon atención a mi sabiduría y presta oído a mi buen juicio, 2 para que al hablar mantengas la discreción y retengas el conocimiento. 3 De los labios de la adúltera fluye miel; su lengua es más suave que el aceite. 4 Pero al fin resulta más amarga que la hiel y más cortante que una espada de dos filos. 5 Sus pies descienden hasta la muerte; sus pasos van derecho al sepulcro. 6 No toma ella en cuenta el camino de la vida; sus sendas son torcidas, y ella no lo reconoce.
7 Pues bien, hijo mío, préstame atención y no te apartes de mis palabras. 8 Aléjate de la adúltera; no te acerques a la puerta de su casa, 9 para que no entregues a otros tu vigor, ni tus años a gente cruel; 10 para que no sacies con tu fuerza a gente extraña, ni vayan a dar en casa ajena tus esfuerzos. 11 Porque al final acabarás por llorar, cuando todo tu ser se haya consumido. 12 Y dirás: «¡Cómo pude aborrecer la corrección! ¡Cómo pudo mi corazón despreciar la disciplina! 13 No atendí a la voz de mis maestros, ni presté oído a mis instructores. 14 Ahora estoy al borde de la ruina, en medio de toda la comunidad.»
15 Bebe el agua de tu propio pozo, el agua que fluye de tu propio manantial. 16 ¿Habrán de derramarse tus fuentes por las calles y tus corrientes de aguas por las plazas públicas? 17 Son tuyas, solamente tuyas,
y no para que las compartas con extraños. 18 ¡Bendita sea tu fuente! ¡Goza con la esposa de tu juventud! 19 Es una gacela amorosa, es una cervatilla encantadora. ¡Que sus pechos te satisfagan siempre! ¡Que su amor te cautive todo el tiempo! 20 ¿Por qué, hijo mío, dejarte cautivar por una adúltera? ¿Por qué abrazarte al pecho de la mujer ajena?
21 Nuestros caminos están a la vista del SEÑOR; él examina todas nuestras sendas. 22 Al malvado lo atrapan sus malas obras; las cuerdas de su pecado lo aprisionan. 23 Morirá por su falta de disciplina; perecerá por su gran insensatez.
Salmos 97
Salmo 97
1 ¡El SEÑOR es rey! ¡Regocíjese la tierra! ¡Alégrense las costas más remotas! 2 Oscuros nubarrones lo rodean; la rectitud y la justicia son la base de su trono. 3 El fuego va delante de él y consume a los adversarios que lo rodean. 4 Sus relámpagos iluminan el mundo; al verlos, la tierra se estremece. 5 Ante el SEÑOR, dueño de toda la tierra, las montañas se derriten como cera. 6 Los cielos proclaman su justicia, y todos los pueblos contemplan su gloria.
7 Sean avergonzados todos los idólatras, los que se jactan de sus ídolos inútiles. ¡Póstrense ante él todos los dioses!
8 SEÑOR, por causa de tus juicios Sión escucha esto y se alegra, y las ciudades de Judá se regocijan.
9 Porque tú eres el SEÑORAltísimo, por encima de toda la tierra. ¡Tú estás muy por encima de todos los dioses! 10 El SEÑOR ama a los que odian el mal; él protege la vida de sus fieles, y los libra de manos de los impíos. 11 La luz se esparce sobre los justos, y la alegría sobre los rectos de corazón. 12 Alégrense en el SEÑOR, ustedes los justos, y alaben su santo nombre.