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Proverbios 14 & Salmo 107

  • Recordatorio de Los Drs. Hood Devocional –
  • 14 nov 2015
  • 5 Min. de lectura

Proverbios 14

14 La mujer sabia edifica su casa; la necia, con sus manos la destruye.

2 El que va por buen camino teme al Señor; el que va por mal camino lo desprecia.

3 De la boca del necio brota arrogancia; los labios del sabio son su propia protección.

4 Donde no hay bueyes el granero está vacío; con la fuerza del buey aumenta la cosecha.

5 El testigo verdadero jamás engaña; el testigo falso propaga mentiras.

6 El insolente busca sabiduría y no la halla; para el entendido, el conocimiento es cosa fácil.

7 Manténte a distancia del necio, pues en sus labios no hallarás conocimiento.

8 La sabiduría del prudente es discernir sus caminos, pero al necio lo engaña su propia necedad.

9 Los necios hacen mofa de sus propias faltas, pero los íntegros cuentan con el favor de Dios.

10 Cada corazón conoce sus propias amarguras, y ningún extraño comparte su alegría.

11 La casa del malvado será destruida, pero la morada del justo prosperará.

12 Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte.

13 También de reírse duele el corazón, y hay alegrías que acaban en tristeza.

14 El inconstante recibirá todo el pago de su inconstancia; el hombre bueno, el premio de sus acciones.

15 El ingenuo cree todo lo que le dicen; el prudente se fija por dónde va.

16 El sabio teme al Señor y se aparta del mal, pero el necio es arrogante y se pasa de confiado.

17 El iracundo comete locuras, pero el prudente sabe aguantar.

18 Herencia de los inexpertos es la necedad; corona de los prudentes, el conocimiento.

19 Los malvados se postrarán ante los buenos; los impíos, ante el tribunal de los justos.

20 Al pobre hasta sus amigos lo aborrecen, pero son muchos los que aman al rico.

21 Es un pecado despreciar al prójimo; ¡dichoso el que se compadece de los pobres!

22 Pierden el camino los que maquinan el mal, pero hallan amor y verdad los que hacen el bien.

23 Todo esfuerzo tiene su recompensa, pero quedarse sólo en palabras lleva a la pobreza.

24 La corona del sabio es su sabiduría; la de los necios, su necedad.

25 El testigo veraz libra de la muerte, pero el testigo falso miente.

26 El temor del Señor es un baluarte seguro que sirve de refugio a los hijos.

27 El temor del Señor es fuente de vida, y aleja al hombre de las redes de la muerte.

28 Gloria del rey es gobernar a muchos; un príncipe sin súbditos está arruinado.

29 El que es paciente muestra gran discernimiento; el que es agresivo muestra mucha insensatez.

30 El corazón tranquilo da vida al cuerpo, pero la envidia corroe los huesos.

31 El que oprime al pobre ofende a su Creador, pero honra a Dios quien se apiada del necesitado.

32 El malvado cae por su propia maldad; el justo halla refugio en su integridad.

33 En el corazón de los sabios mora la sabiduría, pero los necios ni siquiera la conocen.

34 La justicia enaltece a una nación, pero el pecado deshonra a todos los pueblos.

35 El rey favorece al siervo inteligente, pero descarga su ira sobre el sinvergüenza.

Salmo 107

1 Den gracias al Señor, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre.

2 Que lo digan los redimidos del Señor, a quienes redimió del poder del adversario, 3 a quienes reunió de todos los países, de oriente y de occidente, del norte y del sur.

4 Vagaban perdidos por parajes desiertos, sin dar con el camino a una ciudad habitable. 5 Hambrientos y sedientos, la vida se les iba consumiendo. 6 En su angustia clamaron al Señor, y él los libró de su aflicción. 7 Los llevó por el camino recto hasta llegar a una ciudad habitable. 8 ¡Que den gracias al Señor por su gran amor, por sus maravillas en favor de los hombres! 9 ¡Él apaga la sed del sediento, y sacia con lo mejor al hambriento!

10 Afligidos y encadenados, habitaban en las más densas tinieblas 11 por haberse rebelado contra las palabras de Dios, por menospreciar los designios del Altísimo. 12 Los sometió a trabajos forzados; tropezaban, y no había quien los ayudara. 13 En su angustia clamaron al Señor, y él los salvó de su aflicción. 14 Los sacó de las sombras tenebrosas y rompió en pedazos sus cadenas. 15 ¡Que den gracias al Señor por su gran amor, por sus maravillas en favor de los hombres! 16 ¡Él hace añicos las puertas de bronce y rompe en mil pedazos las barras de hierro!

17 Trastornados por su rebeldía, afligidos por su iniquidad, 18 todo alimento les causaba asco. ¡Llegaron a las puertas mismas de la muerte! 19 En su angustia clamaron al Señor, y él los salvó de su aflicción. 20 Envió su palabra para sanarlos, y así los rescató del sepulcro. 21 ¡Que den gracias al Señor por su gran amor, por sus maravillas en favor de los hombres! 22 ¡Que ofrezcan sacrificios de gratitud, y jubilosos proclamen sus obras!

23 Se hicieron a la mar en sus barcos; para comerciar surcaron las muchas aguas. 24 Allí, en las aguas profundas, vieron las obras del Señor y sus maravillas. 25 Habló Dios, y se desató un fuerte viento que tanto encrespó las olas 26 que subían a los cielos y bajaban al abismo. Ante el peligro, ellos perdieron el coraje. 27 Como ebrios tropezaban, se tambaleaban; de nada les valía toda su pericia. 28 En su angustia clamaron al Señor, y él los sacó de su aflicción. 29 Cambió la tempestad en suave brisa: se sosegaron las olas del mar. 30 Ante esa calma se alegraron, y Dios los llevó al puerto anhelado. 31 ¡Que den gracias al Señor por su gran amor, por sus maravillas en favor de los hombres! 32 ¡Que lo exalten en la asamblea del pueblo! ¡Que lo alaben en el consejo de los ancianos!

33 Dios convirtió los ríos en desiertos, los manantiales en tierra seca, 34 los fértiles terrenos en tierra salitrosa, por la maldad de sus habitantes. 35 Convirtió el desierto en fuentes de agua, la tierra seca en manantiales; 36 hizo habitar allí a los hambrientos, y ellos fundaron una ciudad habitable. 37 Sembraron campos, plantaron viñedos, obtuvieron abundantes cosechas. 38 Dios los bendijo y se multiplicaron, y no dejó que menguaran sus rebaños.

39 Pero si merman y son humillados, es por la opresión, la maldad y la aflicción. 40 Dios desdeña a los nobles y los hace vagar por desiertos sin senderos. 41 Pero a los necesitados los saca de su miseria, y hace que sus familias crezcan como rebaños. 42 Los rectos lo verán y se alegrarán, pero todos los impíos serán acallados.

43 Quien sea sabio, que considere estas cosas y entienda bien el gran amor del Señor.


 
 
 
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