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Proverbios 9 & Salmo 42

  • Recordatorio de Los Drs. Hood Devocional –
  • 9 feb 2016
  • 2 Min. de lectura

Proverbios 9

Invitación de la sabiduría y de la necedad

1 La sabiduría construyó su casa     y labró sus siete pilares. 2 Preparó un banquete, mezcló su vino     y tendió la mesa. 3 Envió a sus doncellas, y ahora clama     desde lo más alto de la ciudad. 4     «¡Vengan conmigo los inexpertos! —dice a los faltos de juicio—. 5     Vengan, disfruten de mi pan     y beban del vino que he mezclado. 6 Dejen su insensatez, y vivirán;     andarán por el camino del discernimiento.

7 »El que corrige al burlón se gana que lo insulten;     el que reprende al malvado se gana su desprecio. 8 No reprendas al insolente, no sea que acabe por odiarte;     reprende al sabio, y te amará. 9 Instruye al sabio, y se hará más sabio;     enseña al justo, y aumentará su saber.

10 »El comienzo de la sabiduría es el temor del Señor;     conocer al Santo es tener discernimiento. 11 Por mí aumentarán tus días;     muchos años de vida te serán añadidos. 12 Si eres sabio, tu premio será tu sabiduría;     si eres insolente, sólo tú lo sufrirás.»

13 La mujer necia es escandalosa,     frívola y desvergonzada. 14 Se sienta a las puertas de su casa,     sienta sus reales en lo más alto de la ciudad, 15 y llama a los que van por el camino,     a los que no se apartan de su senda. 16     «¡Vengan conmigo, inexpertos! —dice a los faltos de juicio—. 17     ¡Las aguas robadas saben a gloria!     ¡El pan sabe a miel si se come a escondidas!» 18 Pero éstos ignoran que allí está la muerte,     que sus invitados caen al fondo de la fosa.

Salmos 42

Al director musical. Masquil de los hijos de Coré.

1 Cual ciervo jadeante en busca del agua,     así te busca, oh Dios, todo mi ser. 2 Tengo sed de Dios, del Dios de la vida.     ¿Cuándo podré presentarme ante Dios? 3 Mis lágrimas son mi pan de día y de noche,     mientras me echan en cara a todas horas:     «¿Dónde está tu Dios?» 4 Recuerdo esto y me deshago en llanto:     yo solía ir con la multitud, y la conducía a la casa de Dios.     Entre voces de alegría y acciones de gracias     hacíamos gran celebración.

5 ¿Por qué voy a inquietarme?     ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza     y todavía lo alabaré.     ¡Él es mi Salvador y mi Dios!

6 Me siento sumamente angustiado;     por eso, mi Dios, pienso en ti desde la tierra del Jordán,     desde las alturas del Hermón, desde el monte Mizar. 7 Un abismo llama a otro abismo     en el rugir de tus cascadas; todas tus ondas y tus olas     se han precipitado sobre mí.

8 Ésta es la oración al Dios de mi vida:     que de día el Señor mande su amor,     y de noche su canto me acompañe.

9 Y le digo a Dios, a mi Roca:     «¿Por qué me has olvidado? ¿Por qué debo andar de luto     y oprimido por el enemigo?» 10 Mortal agonía me penetra hasta los huesos     ante la burla de mis adversarios, mientras me echan en cara a todas horas:     «¿Dónde está tu Dios?»

11 ¿Por qué voy a inquietarme?     ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza,     y todavía lo alabaré.     ¡Él es mi Salvador y mi Dios!


 
 
 

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