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Proverbios 12 & Salmo 74

  • Recordatorio de Los Drs. Hood Devocional –
  • 12 mar 2016
  • 3 Min. de lectura

Proverbios 12Nueva Versión Internacional (NVI)

12 El que ama la disciplina ama el conocimiento, pero el que la aborrece es un necio.

2 El hombre bueno recibe el favor del SEÑOR, pero el intrigante recibe su condena.

3 Nadie puede afirmarse por medio de la maldad; sólo queda firme la raíz de los justos.

4 La mujer ejemplar es corona de su esposo; la desvergonzada es carcoma en los huesos.

5 En los planes del justo hay justicia, pero en los consejos del malvado hay engaño.

6 Las palabras del malvado son insidias de muerte, pero la boca de los justos los pone a salvo.

7 Los malvados se derrumban y dejan de existir, pero los hijos de los justos permanecen.

8 Al hombre se le alaba según su sabiduría, pero al de mal corazón se le desprecia.

9 Vale más un Don Nadie con criado que un Don Alguien sin pan.

10 El justo atiende a las necesidades de su bestia, pero el malvado es de mala entraña.

11 El que labra su tierra tendrá abundante comida, pero el que sueña despierto es un imprudente.

12 Los malos deseos son la trampa de los malvados, pero la raíz de los justos prospera.

13 En el pecado de sus labios se enreda el malvado, pero el justo sale del aprieto.

14 Cada uno se sacia del fruto de sus labios, y de la obra de sus manos recibe su recompensa.

15 Al necio le parece bien lo que emprende, pero el sabio atiende al consejo.

16 El necio muestra en seguida su enojo, pero el prudente pasa por alto el insulto.

17 El testigo verdadero declara lo que es justo, pero el testigo falso declara falsedades.

18 El charlatán hiere con la lengua como con una espada, pero la lengua del sabio brinda alivio.

19 Los labios sinceros permanecen para siempre, pero la lengua mentirosa dura sólo un instante.

20 En los que fraguan el mal habita el engaño, pero hay gozo para los que promueven la paz.

21 Al justo no le sobrevendrá ningún daño, pero al malvado lo cubrirá la desgracia.

22 El SEÑOR aborrece a los de labios mentirosos, pero se complace en los que actúan con lealtad.

23 El hombre prudente no muestra lo que sabe, pero el corazón de los necios proclama su necedad.

24 El de manos diligentes gobernará; pero el perezoso será subyugado.

25 La angustia abate el corazón del hombre, pero una palabra amable lo alegra.

26 El justo es guía de su prójimo, pero el camino del malvado lleva a la perdición.

27 El perezoso no atrapa presa, pero el diligente ya posee una gran riqueza.

28 En el camino de la justicia se halla la vida; por ese camino se evita la muerte.

Salmos 74Nueva Versión Internacional (NVI)

Salmo 74

Masquil de Asaf.

1 ¿Por qué, oh Dios, nos has rechazado para siempre? ¿Por qué se ha encendido tu ira contra las ovejas de tu prado? 2 Acuérdate del pueblo que adquiriste desde tiempos antiguos, de la tribu que redimiste para que fuera tu posesión. Acuérdate de este monte Sión, que es donde tú habitas. 3 Dirige tus pasos hacia estas ruinas eternas; ¡todo en el santuario lo ha destruido el enemigo!

4 Tus adversarios rugen en el lugar de tus asambleas y plantan sus banderas en señal de victoria. 5 Parecen leñadores en el bosque, talando árboles con sus hachas. 6 Con sus hachas y martillos destrozaron todos los adornos de madera. 7 Prendieron fuego a tu santuario; profanaron el lugar donde habitas. 8 En su corazón dijeron: «¡Los haremos polvo!», y quemaron en el país todos tus santuarios.

9 Ya no vemos ondear nuestras banderas; ya no hay ningún profeta, y ni siquiera sabemos hasta cuándo durará todo esto. 10 ¿Hasta cuándo, oh Dios, se burlará el adversario? ¿Por siempre insultará tu nombre el enemigo? 11 ¿Por qué retraes tu mano, tu mano derecha? ¿Por qué te quedas cruzado de brazos?

12 Tú, oh Dios, eres mi rey desde tiempos antiguos; tú traes salvación sobre la tierra.

13 Tú dividiste el mar con tu poder; les rompiste la cabeza a los monstruos marinos. 14 Tú aplastaste las cabezas de Leviatán

y lo diste por comida a las jaurías del desierto. 15 Tú hiciste que brotaran fuentes y arroyos; secaste ríos de inagotables corrientes. 16 Tuyo es el día, tuya también la noche; tú estableciste la luna y el sol; 17 trazaste los límites de la tierra, y creaste el verano y el invierno.

18 Recuerda, SEÑOR, que tu enemigo se burla, y que un pueblo insensato ofende tu nombre. 19 No entregues a las fieras la vida de tu tórtola; no te olvides, ni ahora ni nunca, de la vida de tus pobres. 20 Toma en cuenta tu pacto, pues en todos los rincones del país abunda la violencia. 21 Que no vuelva humillado el oprimido; que alaben tu nombre el pobre y el necesitado. 22 Levántate, oh Dios, y defiende tu causa; recuerda que a todas horas te ofenden los necios. 23 No pases por alto el griterío de tus adversarios, el creciente tumulto de tus enemigos.


 
 
 
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