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Proverbios 30 & Salmo 91

  • Recordatorio de Los Drs. Hood Devocional –
  • 30 mar 2016
  • 4 Min. de lectura

Proverbios 30Nueva Versión Internacional (NVI)

Dichos de Agur

1 Dichos de Agur hijo de Jaqué. Oráculo. Palabras de este varón:

«Cansado estoy, oh Dios; cansado estoy, oh Dios, y débil.

2 »Soy el más ignorante de todos los hombres; no hay en mí discernimiento humano. 3 No he adquirido sabiduría, ni tengo conocimiento del Dios santo.

4 »¿Quién ha subido a los cielos y descendido de ellos? ¿Quién puede atrapar el viento en su puño o envolver el mar en su manto? ¿Quién ha establecido los límites de la tierra? ¿Quién conoce su nombre o el de su hijo?

5 »Toda palabra de Dios es digna de crédito; Dios protege a los que en él buscan refugio. 6 No añadas nada a sus palabras, no sea que te reprenda y te exponga como a un mentiroso.

7 »Sólo dos cosas te pido, SEÑOR; no me las niegues antes de que muera: 8 Aleja de mí la falsedad y la mentira; no me des pobreza ni riquezas sino sólo el pan de cada día. 9 Porque teniendo mucho, podría desconocerte y decir: “¿Y quién es el SEÑOR?” Y teniendo poco, podría llegar a robar y deshonrar así el nombre de mi Dios.

10 »No ofendas al esclavo delante de su amo, pues podría maldecirte y sufrirías las consecuencias.

11 »Hay quienes maldicen a su padre y no bendicen a su madre. 12 Hay quienes se creen muy puros, pero no se han purificado de su impureza. 13 Hay quienes se creen muy importantes, y a todos miran con desdén. 14 Hay quienes tienen espadas por dientes y cuchillos por mandíbulas; para devorar a los pobres de la tierra y a los menesterosos de este mundo.

15 »La sanguijuela tiene dos hijas que sólo dicen: “Dame, dame.”

»Tres cosas hay que nunca se sacian, y una cuarta que nunca dice “¡Basta!”: 16 el sepulcro, el vientre estéril, la tierra, que nunca se sacia de agua, y el fuego, que no se cansa de consumir.

17 »Al que mira con desdén a su padre, y rehúsa obedecer a su madre, que los cuervos del valle le saquen los ojos y que se lo coman vivo los buitres.

18 »Tres cosas hay que me causan asombro, y una cuarta que no alcanzo a comprender: 19 el rastro del águila en el cielo, el rastro de la serpiente en la roca, el rastro del barco en alta mar, y el rastro del hombre en la mujer.

20 »Así procede la adúltera: come, se limpia la boca, y afirma: “Nada malo he cometido.”

21 »Tres cosas hacen temblar la tierra, y una cuarta la hace estremecer: 22 el siervo que llega a ser rey, el necio al que le sobra comida,

23 la mujer rechazada que llega a casarse, y la criada que suplanta a su señora.

24 »Cuatro cosas hay pequeñas en el mundo, pero que son más sabias que los sabios: 25 las hormigas, animalitos de escasas fuerzas, pero que almacenan su comida en el verano; 26 los tejones, animalitos de poca monta, pero que construyen su casa entre las rocas; 27 las langostas, que no tienen rey, pero que avanzan en formación perfecta; 28 las lagartijas, que se atrapan con la mano, pero que habitan hasta en los palacios.

29 »Tres cosas hay que caminan con garbo, y una cuarta de paso imponente: 30 el león, poderoso entre las bestias, que no retrocede ante nada; 31 el gallo engreído, el macho cabrío, y el rey al frente de su ejército.

32 »Si como un necio te has engreído, o si algo maquinas, ponte a pensar 33 que batiendo la leche se obtiene mantequilla, que sonándose fuerte sangra la nariz, y que provocando la ira se acaba peleando.»

Salmos 91Nueva Versión Internacional (NVI)

1 El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso. 2 Yo le digo al SEÑOR: «Tú eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío.»

3 Sólo él puede librarte de las trampas del cazador y de mortíferas plagas, 4 pues te cubrirá con sus plumas y bajo sus alas hallarás refugio. ¡Su verdad será tu escudo y tu baluarte! 5 No temerás el terror de la noche,

ni la flecha que vuela de día, 6 ni la peste que acecha en las sombras ni la plaga que destruye a mediodía. 7 Podrán caer mil a tu izquierda, y diez mil a tu derecha, pero a ti no te afectará. 8 No tendrás más que abrir bien los ojos, para ver a los impíos recibir su merecido.

9 Ya que has puesto al SEÑOR por tu refugio, al Altísimo por tu protección, 10 ningún mal habrá de sobrevenirte, ninguna calamidad llegará a tu hogar. 11 Porque él ordenará que sus ángeles te cuiden en todos tus caminos. 12 Con sus propias manos te levantarán para que no tropieces con piedra alguna. 13 Aplastarás al león y a la víbora; ¡hollarás fieras y serpientes!

14 «Yo lo libraré, porque él se acoge a mí; lo protegeré, porque reconoce mi nombre. 15 Él me invocará, y yo le responderé; estaré con él en momentos de angustia; lo libraré y lo llenaré de honores. 16 Lo colmaré con muchos años de vida y le haré gozar de mi salvación.»


 
 
 
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