Proverbios 15 & Salmo 18
- Recordatorio de Los Drs. Hood Devocional –
- 14 jun 2016
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Proverbios 15
1 La respuesta amable calma el enojo, pero la agresiva echa leña al fuego.
2 La lengua de los sabios destila conocimiento; la boca de los necios escupe necedades.
3 Los ojos del Señor están en todo lugar, vigilando a los buenos y a los malos.
4 La lengua que brinda consuelo es árbol de vida; la lengua insidiosa deprime el espíritu.
5 El necio desdeña la corrección de su padre; el que la acepta demuestra prudencia.
6 En la casa del justo hay gran abundancia; en las ganancias del malvado, grandes problemas.
7 Los labios de los sabios esparcen conocimiento; el corazón de los necios ni piensa en ello.
8 El Señor aborrece las ofrendas de los malvados, pero se complace en la oración de los justos.
9 El Señor aborrece el camino de los malvados, pero ama a quienes siguen la justicia.
10 Para el descarriado, disciplina severa; para el que aborrece la corrección, la muerte.
11 Si ante el Señor están el sepulcro y la muerte, ¡cuánto más el corazón humano!
12 Al insolente no le gusta que lo corrijan, ni busca la compañía de los sabios.
13 El corazón alegre se refleja en el rostro, el corazón dolido deprime el espíritu.
14 El corazón entendido va tras el conocimiento; la boca de los necios se nutre de tonterías.
15 Para el afligido todos los días son malos; para el que es feliz siempre es día de fiesta.
16 Más vale tener poco, con temor del Señor, que muchas riquezas con grandes angustias.
17 Más vale comer verduras sazonadas con amor que un festín de carne sazonada con odio.
18 El que es iracundo provoca contiendas; el que es paciente las apacigua.
19 El camino del perezoso está plagado de espinas, pero la senda del justo es como una calzada.
20 El hijo sabio alegra a su padre; el hijo necio menosprecia a su madre.
21 Al necio le divierte su falta de juicio; el entendido endereza sus propios pasos.
22 Cuando falta el consejo, fracasan los planes; cuando abunda el consejo, prosperan.
23 Es muy grato dar la respuesta adecuada, y más grato aún cuando es oportuna.
24 El sabio sube por el sendero de vida, para librarse de caer en el sepulcro.
25 El Señor derriba la casa de los soberbios, pero mantiene intactos los linderos de las viudas.
26 El Señor aborrece los planes de los malvados, pero le agradan las palabras puras.
27 El ambicioso acarrea mal sobre su familia; el que aborrece el soborno vivirá.
28 El corazón del justo medita sus respuestas, pero la boca del malvado rebosa de maldad.
29 El Señor se mantiene lejos de los impíos, pero escucha las oraciones de los justos.
30 Una mirada radiante alegra el corazón, y las buenas noticias renuevan las fuerzas.
31 El que atiende a la crítica edificante habitará entre los sabios.
32 Rechazar la corrección es despreciarse a sí mismo; atender a la reprensión es ganar entendimiento.
33 El temor del Señor es corrección y sabiduría; la humildad precede a la honra.
Salmo 18
Al director musical. De David, siervo del Señor. David dedicó al Señor la letra de esta canción cuando el Señor lo libró de Saúl y de todos sus enemigos. Dijo así:
1 ¡Cuánto te amo, Señor, fuerza mía!
2 El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador; es mi Dios, el peñasco en que me refugio. Es mi escudo, el poder que me salva, ¡mi más alto escondite!
3 Invoco al Señor, que es digno de alabanza, y quedo a salvo de mis enemigos. 4 Los lazos de la muerte me envolvieron; los torrentes destructores me abrumaron. 5 Me enredaron los lazos del sepulcro, y me encontré ante las trampas de la muerte.
6 En mi angustia invoqué al Señor; clamé a mi Dios, y él me escuchó desde su templo; ¡mi clamor llegó a sus oídos! 7 La tierra tembló, se estremeció; se sacudieron los cimientos de los montes; ¡retemblaron a causa de su enojo! 8 Por la nariz echaba humo, por la boca, fuego consumidor; ¡lanzaba carbones encendidos! 9 Rasgando el cielo, descendió, pisando sobre oscuros nubarrones. 10 Montando sobre un querubín, surcó los cielos y se remontó sobre las alas del viento. 11 Hizo de las tinieblas su escondite, de los oscuros y cargados nubarrones un pabellón que lo rodeaba. 12 De su radiante presencia brotaron nubes, granizos y carbones encendidos. 13 En el cielo, entre granizos y carbones encendidos, se oyó el trueno del Señor, resonó la voz del Altísimo. 14 Lanzó sus flechas, sus grandes centellas; dispersó a mis enemigos y los puso en fuga. 15 A causa de tu reprensión, oh Señor, y por el resoplido de tu enojo, las cuencas del mar quedaron a la vista; ¡al descubierto quedaron los cimientos de la tierra!
16 Extendiendo su mano desde lo alto, tomó la mía y me sacó del mar profundo. 17 Me libró de mi enemigo poderoso, de aquellos que me odiaban y eran más fuertes que yo. 18 En el día de mi desgracia me salieron al encuentro, pero mi apoyo fue el Señor. 19 Me sacó a un amplio espacio; me libró porque se agradó de mí.
20 El Señor me ha pagado conforme a mi justicia; me ha premiado conforme a la limpieza de mis manos, 21 pues he andado en los caminos del Señor; no he cometido mal alguno ni me he apartado de mi Dios. 22 Presentes tengo todas sus sentencias; no me he alejado de sus decretos. 23 He sido íntegro con él y me he abstenido de pecar. 24 El Señor me ha recompensado conforme a mi justicia, conforme a la limpieza de mis manos.
25 Tú eres fiel con quien es fiel, e irreprochable con quien es irreprochable; 26 sincero eres con quien es sincero, pero sagaz con el que es tramposo. 27 Tú das la victoria a los humildes, pero humillas a los altaneros. 28 Tú, Señor, mantienes mi lámpara encendida; tú, Dios mío, iluminas mis tinieblas. 29 Con tu apoyo me lanzaré contra un ejército; contigo, Dios mío, podré asaltar murallas.
30 El camino de Dios es perfecto; la palabra del Señor es intachable. Escudo es Dios a los que en él se refugian. 31 ¿Quién es Dios, si no el Señor? ¿Quién es la roca, si no nuestro Dios? 32 Es él quien me arma de valor y endereza mi camino; 33 da a mis pies la ligereza del venado, y me mantiene firme en las alturas; 34 adiestra mis manos para la batalla, y mis brazos para tensar arcos de bronce. 35 Tú me cubres con el escudo de tu salvación, y con tu diestra me sostienes; tu bondad me ha hecho prosperar. 36 Me has despejado el camino, así que mis tobillos no flaquean.
37 Perseguí a mis enemigos, les di alcance, y no retrocedí hasta verlos aniquilados. 38 Los aplasté. Ya no pudieron levantarse. ¡Cayeron debajo de mis pies! 39 Tú me armaste de valor para el combate; bajo mi planta sometiste a los rebeldes. 40 Hiciste retroceder a mis enemigos, y así exterminé a los que me odiaban. 41 Pedían ayuda; no hubo quien los salvara. Al Señor clamaron, pero no les respondió. 42 Los desmenucé. Parecían polvo disperso por el viento. ¡Los pisoteé como al lodo de las calles! 43 Me has librado de una turba amotinada; me has puesto por encima de los paganos; me sirve gente que yo no conocía. 44 Apenas me oyen, me obedecen; son extranjeros, y me rinden homenaje. 45 ¡Esos extraños se descorazonan, y temblando salen de sus refugios!
46 ¡El Señor vive! ¡Alabada sea mi roca! ¡Exaltado sea Dios mi Salvador! 47 Él es el Dios que me vindica, el que pone los pueblos a mis pies. 48 Tú me libras del furor de mis enemigos, me exaltas por encima de mis adversarios, me salvas de los hombres violentos. 49 Por eso, Señor, te alabo entre las naciones y canto salmos a tu nombre.
50 El Señor da grandes victorias a su rey; a su ungido David y a sus descendientes les muestra por siempre su gran amor.