Proverbios 3 & Salmo 35
- Recordatorio de Los Drs. Hood Devocional –
- 3 jul 2016
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Proverbios 3Nueva Versión Internacional (NVI)
Otras ventajas de la sabiduría
1 Hijo mío, no te olvides de mis enseñanzas; más bien, guarda en tu corazón mis mandamientos. 2 Porque prolongarán tu vida muchos años y te traerán prosperidad. 3 Que nunca te abandonen el amor y la verdad: llévalos siempre alrededor de tu cuello y escríbelos en el libro de tu corazón. 4 Contarás con el favor de Dios y tendrás buena fama entre la gente. 5 Confía en el SEÑOR de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. 6 Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas. 7 No seas sabio en tu propia opinión; más bien, teme al SEÑOR y huye del mal. 8 Esto infundirá salud a tu cuerpo y fortalecerá tu ser. 9 Honra al SEÑOR con tus riquezas y con los primeros frutos de tus cosechas. 10 Así tus graneros se llenarán a reventar y tus bodegas rebosarán de vino nuevo. 11 Hijo mío, no desprecies la disciplina del SEÑOR, ni te ofendas por sus reprensiones. 12 Porque el SEÑOR disciplina a los que ama, como corrige un padre a su hijo querido.
13 Dichoso el que halla sabiduría, el que adquiere inteligencia. 14 Porque ella es de más provecho que la plata y rinde más ganancias que el oro. 15 Es más valiosa que las piedras preciosas: ¡ni lo más deseable se le puede comparar! 16 Con la mano derecha ofrece larga vida; con la izquierda, honor y riquezas. 17 Sus caminos son placenteros y en sus senderos hay paz. 18 Ella es árbol de vida para quienes la abrazan; ¡dichosos los que la retienen! 19 Con sabiduría afirmó el SEÑOR la tierra, con inteligencia estableció los cielos. 20 Por su conocimiento se separaron las aguas, y las nubes dejaron caer su rocío.
21 Hijo mío, conserva el buen juicio; no pierdas de vista la discreción. 22 Te serán fuente de vida, te adornarán como un collar. 23 Podrás recorrer tranquilo tu camino, y tus pies no tropezarán. 24 Al acostarte, no tendrás temor alguno; te acostarás y dormirás tranquilo. 25 No temerás ningún desastre repentino, ni la desgracia que sobreviene a los impíos. 26 Porque el SEÑOR estará siempre a tu lado y te librará de caer en la trampa.
27 No niegues un favor a quien te lo pida, si en tu mano está el otorgarlo. 28 Nunca digas a tu prójimo:
«Vuelve más tarde; te ayudaré mañana», si hoy tienes con qué ayudarlo. 29 No urdas el mal contra tu prójimo, contra el que ha puesto en ti su confianza. 30 No entres en pleito con nadie que no te haya hecho ningún daño. 31 No envidies a los violentos, ni optes por andar en sus caminos. 32 Porque el SEÑOR aborrece al perverso, pero al íntegro le brinda su amistad. 33 La maldición del SEÑOR cae sobre la casa del malvado; su bendición, sobre el hogar de los justos. 34 El SEÑOR se burla de los burlones, pero muestra su favor a los humildes. 35 Los sabios son dignos de honra, pero los necios sólo merecen deshonra.
Salmo 35Nueva Versión Internacional (NVI)
Salmo de David.
1 Defiéndeme, SEÑOR, de los que me atacan; combate a los que me combaten. 2 Toma tu adarga, tu escudo, y acude en mi ayuda. 3 Empuña la lanza y el hacha, y haz frente a los que me persiguen. Quiero oírte decir: «Yo soy tu salvación.»
4 Queden confundidos y avergonzados los que procuran matarme; retrocedan humillados
los que traman mi ruina. 5 Sean como la paja en el viento, acosados por el ángel del SEÑOR; 6 sea su senda oscura y resbalosa, perseguidos por el ángel del SEÑOR.
7 Ya que sin motivo me tendieron una trampa, y sin motivo cavaron una fosa para mí, 8 que la ruina los tome por sorpresa; que caigan en su propia trampa, en la fosa que ellos mismos cavaron. 9 Así mi alma se alegrará en el y se deleitará en su salvación; 10 así todo mi ser exclamará: «¿Quién como tú, SEÑOR? Tú libras de los poderosos a los pobres; a los pobres y necesitados libras de aquellos que los explotan.»
11 Se presentan testigos despiadados y me preguntan cosas que yo ignoro. 12 Me devuelven mal por bien, y eso me hiere en el alma; 13 pues cuando ellos enfermaban yo me vestía de luto, me afligía y ayunaba. ¡Ay, si pudiera retractarme de mis oraciones! 14 Me vestía yo de luto, como por un amigo o un hermano. Afligido, inclinaba la cabeza, como si llorara por mi madre. 15 Pero yo tropecé, y ellos se alegraron, y a una se juntaron contra mí. Gente extraña, que yo no conocía,
me calumniaba sin cesar. 16 Me atormentaban, se burlaban de mí, y contra mí rechinaban los dientes.
17 ¿Hasta cuándo, Señor, vas a tolerar esto? Libra mi vida, mi única vida, de los ataques de esos leones. 18 Yo te daré gracias en la gran asamblea; ante una multitud te alabaré. 19 No dejes que de mí se burlen mis enemigos traicioneros; no dejes que se guiñen el ojo los que me odian sin motivo. 20 Porque no vienen en son de paz, sino que urden mentiras contra la gente apacible del país. 21 De mí se ríen a carcajadas, y exclaman: «¡Miren en lo que vino a parar!»
22 SEÑOR, tú has visto todo esto; no te quedes callado. ¡Señor, no te alejes de mí! 23 ¡Despierta, Dios mío, levántate! ¡Hazme justicia, Señor, defiéndeme! 24 Júzgame según tu justicia, SEÑOR mi Dios; no dejes que se burlen de mí. 25 No permitas que piensen: «¡Así queríamos verlo!» No permitas que digan: «Nos lo hemos tragado vivo.»
26 Queden avergonzados y confundidos todos los que se alegran de mi desgracia; sean cubiertos de oprobio y vergüenza todos los que se creen más que yo. 27 Pero lancen voces de alegría y regocijo los que apoyan mi causa,
y digan siempre: «Exaltado sea el SEÑOR, quien se deleita en el bienestar de su siervo.»
28 Con mi lengua proclamaré tu justicia, y todo el día te alabaré.