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Proverbios 8 & Salmo 103

  • Recordatorio de Los Drs. Hood Devocional –
  • 7 sept 2016
  • 4 Min. de lectura

Proverbios 8Nueva Versión Internacional (NVI)

Llamado de la sabiduría

8 ¿Acaso no está llamando la sabiduría? ¿No está elevando su voz la inteligencia? 2 Toma su puesto en las alturas, a la vera del camino y en las encrucijadas. 3 Junto a las puertas que dan a la ciudad, a la entrada misma, grita a voz en cuello: 4 «A ustedes los hombres, los estoy llamando; dirijo mi voz a toda la humanidad. 5 Ustedes los inexpertos, ¡adquieran prudencia! Ustedes los necios, ¡obtengan discernimiento! 6 Escúchenme, que diré cosas importantes; mis labios hablarán con justicia. 7 Mi boca expresará la verdad, pues mis labios detestan la mentira. 8 Las palabras de mi boca son todas justas; no hay en ellas maldad ni doblez. 9 Son claras para los entendidos, e irreprochables para los sabios. 10 Opten por mi instrucción, no por la plata; por el conocimiento, no por el oro refinado. 11 Vale más la sabiduría que las piedras preciosas, y ni lo más deseable se le compara.

12 »Yo, la sabiduría, convivo con la prudencia y poseo conocimiento y discreción. 13 Quien teme al SEÑOR aborrece lo malo; yo aborrezco el orgullo y la arrogancia,

la mala conducta y el lenguaje perverso. 14 Míos son el consejo y el buen juicio; míos son el entendimiento y el poder. 15 Por mí reinan los reyes y promulgan leyes justas los gobernantes. 16 Por mí gobiernan los príncipes y todos los nobles que rigen la tierra. 17 A los que me aman, les correspondo; a los que me buscan, me doy a conocer. 18 Conmigo están las riquezas y la honra, la prosperidad y los bienes duraderos. 19 Mi fruto es mejor que el oro fino; mi cosecha sobrepasa a la plata refinada. 20 Voy por el camino de la rectitud, por los senderos de la justicia, 21 enriqueciendo a los que me aman y acrecentando sus tesoros.

22 »El SEÑOR me dio la vida como primicia de sus obras, mucho antes de sus obras de antaño. 23 Fui establecida desde la eternidad, desde antes que existiera el mundo. 24 No existían los grandes mares cuando yo nací; no había entonces manantiales de abundantes aguas. 25 Nací antes que fueran formadas las colinas, antes que se cimentaran las montañas, 26 antes que él creara la tierra y sus paisajes y el polvo primordial con que hizo el mundo. 27 Cuando Dios cimentó la bóveda celeste y trazó el horizonte sobre las aguas, allí estaba yo presente. 28 Cuando estableció las nubes en los cielos

y reforzó las fuentes del mar profundo; 29 cuando señaló los límites del mar, para que las aguas obedecieran su mandato; cuando plantó los fundamentos de la tierra, 30 allí estaba yo, afirmando su obra. Día tras día me llenaba yo de alegría, siempre disfrutaba de estar en su presencia; 31 me regocijaba en el mundo que él creó; ¡en el género humano me deleitaba!

32 »Y ahora, hijos míos, escúchenme: dichosos los que van por mis caminos. 33 Atiendan a mi instrucción, y sean sabios; no la descuiden. 34 Dichosos los que me escuchan y a mis puertas están atentos cada día, esperando a la entrada de mi casa. 35 En verdad, quien me encuentra, halla la vida y recibe el favor del SEÑOR. 36 Quien me rechaza, se perjudica a sí mismo; quien me aborrece, ama la muerte.»

Salmo 103Nueva Versión Internacional (NVI)

Salmo de David.

1 Alaba, alma mía, al SEÑOR; alabe todo mi ser su santo nombre. 2 Alaba, alma mía, al SEÑOR, y no olvides ninguno de sus beneficios. 3 Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias; 4 él rescata tu vida del sepulcro y te cubre de amor y compasión;

5 él colma de bienes tu vida y te rejuvenece como a las águilas.

6 El SEÑOR hace justicia y defiende a todos los oprimidos.

7 Dio a conocer sus caminos a Moisés; reveló sus obras al pueblo de Israel. 8 El SEÑOR es clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor. 9 No sostiene para siempre su querella ni guarda rencor eternamente. 10 No nos trata conforme a nuestros pecados ni nos paga según nuestras maldades. 11 Tan grande es su amor por los que le temen como alto es el cielo sobre la tierra. 12 Tan lejos de nosotros echó nuestras transgresiones como lejos del oriente está el occidente.

13 Tan compasivo es el SEÑOR con los que le temen como lo es un padre con sus hijos. 14 Él conoce nuestra condición; sabe que somos de barro. 15 El hombre es como la hierba, sus días florecen como la flor del campo: 16 sacudida por el viento, desaparece sin dejar rastro alguno. 17 Pero el amor del SEÑOR es eterno y siempre está con los que le temen; su justicia está con los hijos de sus hijos, 18 con los que cumplen su pacto y se acuerdan de sus preceptos para ponerlos por obra.

19 El SEÑOR ha establecido su trono en el cielo; su reinado domina sobre todos.

20 Alaben al SEÑOR, ustedes sus ángeles, paladines que ejecutan su palabra y obedecen su mandato. 21 Alaben al SEÑOR, todos sus ejércitos, siervos suyos que cumplen su voluntad. 22 Alaben al SEÑOR, todas sus obras en todos los ámbitos de su dominio.

¡Alaba, alma mía, al SEÑOR!


 
 
 
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