Proverbios 23 & Salmo 118
- Recordatorio de Los Drs. Hood Devocional –
- 22 sept 2016
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Proverbios 23Nueva Versión Internacional (NVI)
1Cuando te sientes a comer con un gobernante, fíjate bien en lo que tienes ante ti. 2 Si eres dado a la glotonería, domina tu apetito. 3 No codicies sus manjares, pues tal comida no es más que un engaño.
4 No te afanes acumulando riquezas; no te obsesiones con ellas. 5 ¿Acaso has podido verlas? ¡No existen! Es como si les salieran alas, pues se van volando como las águilas.
6 No te sientes a la mesa de un tacaño, ni codicies sus manjares, 7 que son como un pelo en la garganta. «Come y bebe», te dirá, pero no te lo dirá de corazón. 8 Acabarás vomitando lo que hayas comido, y tus cumplidos no habrán servido de nada.
9 A oídos del necio jamás dirijas palabra, pues se burlará de tus sabios consejos.
10 No cambies de lugar los linderos antiguos, ni invadas la propiedad de los huérfanos, 11 porque su Defensor es muy poderoso y contra ti defenderá su causa.
12 Aplica tu corazón a la disciplina y tus oídos al conocimiento.
13 No dejes de disciplinar al joven, que de unos cuantos azotes no se morirá. 14 Dale unos buenos azotes, y así lo librarás del sepulcro.
15 Hijo mío, si tu corazón es sabio, también mi corazón se regocijará;
16 en lo íntimo de mi ser me alegraré cuando tus labios hablen con rectitud.
17 No envidies en tu corazón a los pecadores; más bien, muéstrate siempre celoso en el temor del SEÑOR. 18 Cuentas con una esperanza futura, la cual no será destruida.
19 Hijo mío, presta atención y sé sabio; mantén tu corazón en el camino recto. 20 No te juntes con los que beben mucho vino, ni con los que se hartan de carne, 21 pues borrachos y glotones, por su indolencia, acaban harapientos y en la pobreza.
22 Escucha a tu padre, que te engendró, y no desprecies a tu madre cuando sea anciana. 23 Adquiere la verdad y la sabiduría, la disciplina y el discernimiento, ¡y no los vendas! 24 El padre del justo experimenta gran regocijo; quien tiene un hijo sabio se solaza en él. 25 ¡Que se alegren tu padre y tu madre! ¡Que se regocije la que te dio la vida!
26 Dame, hijo mío, tu corazón y no pierdas de vista mis caminos. 27 Porque fosa profunda es la prostituta, y estrecho pozo, la mujer ajena. 28 Se pone al acecho, como un bandido, y multiplica la infidelidad de los hombres.
29 ¿De quién son los lamentos? ¿De quién los pesares? ¿De quién son los pleitos? ¿De quién las quejas? ¿De quién son las heridas gratuitas? ¿De quién los ojos morados? 30 ¡Del que no suelta la botella de vino ni deja de probar licores!
31 No te fijes en lo rojo que es el vino, ni en cómo brilla en la copa,
ni en la suavidad con que se desliza; 32 porque acaba mordiendo como serpiente y envenenando como víbora. 33 Tus ojos verán alucinaciones, y tu mente imaginará estupideces. 34 Te parecerá estar durmiendo en alta mar, acostado sobre el mástil mayor. 35 Y dirás: «Me han herido, pero no me duele. Me han golpeado, pero no lo siento. ¿Cuándo despertaré de este sueño para ir a buscar otro trago?»
Salmos 118Nueva Versión Internacional (NVI)
1 Den gracias al SEÑOR, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre.
2 Que proclame el pueblo de Israel: «Su gran amor perdura para siempre.» 3 Que proclamen los descendientes de Aarón: «Su gran amor perdura para siempre.» 4 Que proclamen los que temen al SEÑOR: «Su gran amor perdura para siempre.»
5 Desde mi angustia clamé al SEÑOR, y él respondió dándome libertad. 6 El SEÑOR está conmigo, y no tengo miedo; ¿qué me puede hacer un simple mortal? 7 El SEÑOR está conmigo, él es mi ayuda; ¡ya veré por los suelos a los que me odian!
8 Es mejor refugiarse en el que confiar en el hombre. 9 Es mejor refugiarse en el que fiarse de los poderosos. 10 Todas las naciones me rodearon, pero en el nombre del SEÑOR las aniquilé. 11 Me rodearon por completo, pero en el nombre del SEÑOR las aniquilé. 12 Me rodearon como avispas,
pero se consumieron como zarzas en el fuego. ¡En el nombre del SEÑOR las aniquilé! 13 Me empujaron con violencia para que cayera, pero el SEÑOR me ayudó. 14 El SEÑOR es mi fuerza y mi canto; ¡él es mi salvación!
15 Gritos de júbilo y victoria resuenan en las casas de los justos: «¡La diestra del SEÑOR realiza proezas! 16 ¡La diestra del SEÑOR es exaltada! ¡La diestra del SEÑOR realiza proezas!» 17 No he de morir; he de vivir para proclamar las maravillas del SEÑOR. 18 El SEÑOR me ha castigado con dureza, pero no me ha entregado a la muerte. 19 Ábranme las puertas de la justicia para que entre yo a dar gracias al SEÑOR. 20 Son las puertas del SEÑOR, por las que entran los justos. 21 ¡Te daré gracias porque me respondiste, porque eres mi salvación!
22 La piedra que desecharon los constructores ha llegado a ser la piedra angular. 23 Esto ha sido obra del SEÑOR, y nos deja maravillados. 24 Éste es el día en que el SEÑOR actuó; regocijémonos y alegrémonos en él.
25 SEÑOR, ¡danos la salvación! SEÑOR, ¡concédenos la victoria!
26 Bendito el que viene en el nombre del SEÑOR. Desde la casa del SEÑOR los bendecimos. 27 El SEÑOR es Dios y nos ilumina. Únanse a la procesión portando ramas en la mano hasta los cuernos del altar.
28 Tú eres mi Dios, por eso te doy gracias; tú eres mi Dios, por eso te exalto.
29 Den gracias al SEÑOR, porque él es bueno; su gran amor perdura para siempre.